Por Julieta Tarrés
El mundo moderno usa cada vez menos efectivo. Esa es la tendencia en países con altas tasas de desarrollo como Corea del Sur, que dejó de acuñar monedas metálicas a fines de 2016 y ahorró más de u$s 55 millones en dos años. En Suecia, solo el 1% de las transacciones comerciales se hacen en efectivo y Dinamarca incentiva a los comercios para que rechacen pagos con billetes.
La Argentina parece ir en sentido contrario. Y aunque el Banco Central (BCRA) tiene como objetivo reducir el uso de efectivo, esta semana presentó la nueva moneda de $10. A diferencia de lo que ocurre en países de Asia o de Europa, el 42% del dinero destinado a pagos es físico (el resto está en cuentas a la vista: cajas de ahorro y cuentas corriente).
Según estadísticas oficiales, el monto promedio destinado a compras en efectivo por mostrador es de $1350. Y la mayoría de los comercios lo aceptan, sin conocer que incumplen así una normativa (Resolución General 1547) de la AFIP que impide realizar pagos en efectivo superiores a $1000.
Ese 42% de dinero físico puso a la Argentina en el primer puesto de los países de América del Surcon mayor circulante de billetes y monedas. El contraste es notorio: los brasileños pagan cash con el 18% de su base monetaria; los chilenos, con el 19%; los uruguayos, con el 26%; los bolivianos, con el 30% y los paraguayos, con el 36%.
La desaceleración del uso del efectivo es un fenómeno global. Y las razones son varias, como erradicar los niveles de informalidad y eliminar la inseguridad financiera (desfinanciar al terrorismo y a las actividad ilícitas). Pero en la ecuación final, pesa más la reducción de costos logísticos y de impresión de dinero. Es por eso que los estados, los bancos y las fintech del planeta trabajan para difundir el uso de medios de pago electrónicos.
En el último año, en la Argentina proliferaron medios de pago electrónicos que llegaron para complementar los servicios de tarjetas de crédito y débito. El pago con código QR y las populares billeteras digitales (hay siete apps: Mercado Pago, VALEpei, Yacaré, TodoPago, Rapipago, Ualá, Pim) son los más extendidos entre argentinos jóvenes.
Cifras del mercado local también evidencian un incremento del débito inmediato (DEBIN) y de las transferencias entre cuentas virtuales (como PayPal, que funciona en el país mediante un acuerdo con Banco Comafi).
Mercado Pago (MP), el brazo financiero de Mercado Libre, fue la empresa que difundió el uso del QR para hacer compras. De la mano de una estrategia de marketing agresiva y descuentos que oscilan entre 5% y 20%, la empresa fundada por Marcos Galperin sumó 3,5 millones de transacciones con QR en seis meses.
Paula Arregui, vicepresidenta de producto de Mercado Pago para América Latina, cuenta que el uso de esta nueva tecnología se propaga a alta velocidad. “Tenemos que conseguir un cambio de hábito fuerte para reemplazar el uso del efectivo en la Argentina y en toda la región.
Eso es lo que vienen a hacer los descuentos en los puntos de venta”, dice la ejecutiva. Y enumera cuatro tipo de descuentos: entre 5% y 20% en la primera compra de un producto o servicio; de hasta 15% en acuerdo con marcas determinadas; beneficios virales que se aplican de forma aleatoria cuando el usuario agita su celular; y financiamiento con cuotas sin interés asociadas a tarjetas de MP que emiten algunos bancos.
El resto de las billeteras que también usan tecnología QR compiten con diversas promociones y descuentos en puntos de venta de todo el país.
Tomás Reboursin, gerente general de medios de pago de Prisma –propietaria de TodoPago- coincide con Arregui. “El efectivo es el enemigo de toda la industria. Tanto el Estado como los privados estamos luchando por lo mismo”, explica.
Prisma, propiedad de Visa Internacional y de un conglomerado de 14 bancos argentinos, desarrolló dispositivos de cobro como el mPOS, que le permite a los trabajadores independientes y a pequeños comercios aceptar pagos con tarjetas desde el celular. “Vendimos más de 220.000 y trabajamos por hacer crecer el código QR con la oferta de pago de servicios y recargas de SUBE”, cuenta Reboursin. Tanto MP como TodoPago ofrecen quitas de hasta 25% para cargarle saldo a la tarjetas que permite viajar en transporte público.
Alejandro Cid, gerente de la banca minorista de Comafi, también nota el incremento del uso de medios de pago electrónicos entre sus clientes. “Duplicamos la cantidad de usuarios (50.000) que operan desde el celular. El 10% del total de transacciones ya se hace mediante la app del banco”, dice el gerente de Banco Comafi, el primer emisor de tarjetas Contactless MasterCard (para pago por proximidad).
Promos bancarias
La innovación llegó también a grandes instituciones bancarias que hoy están obligadas a competir con bancos digitales y empresas fintech. Santander y HSBC trabajan para masificar el uso de la Clave Virtual Uniforme (CVU) y sus billeteras electrónicas que también operan linkeadas a las tradicionales tarjetas de crédito y débito.
Según Pablo Adrover, gerente de productos transnacionales de HSBC Argentina, los beneficios de no extraer todo el saldo de la cuenta sueldo aumentan a medida que transcurre el mes. “Los bancos anuncian descuentos con tarjetas de crédito y débito todas las semanas. Si el usuario vacía su cuenta el día que cobra, desaprovecha la posibilidad de organizar sus consumos, de financiamientos sin interés y de obtener descuentos”, explica.
Los bancos buscan revertir con estas acciones el hábito cultural del uso de efectivo. Las entidades estatales Provincia (Bapro) y Banco (BNA) ofrecen mega descuentos del 50% para compras en supermercados con sus tarjetas de crédito, por ejemplo. Juan Curutchet, presidente de Bapro, busca que eso se replique estas vacaciones. “Arrancamos con promociones de verano. Vamos a extender el descuento del 50% para supermercados a sucursales de la Costa Atlántica. Y éste año se suma un beneficio exclusivo para clientes del banco: 50% off en entradas de teatro y espectáculos”, anticipa.
El Bapro lanzará una promoción especial para viajeros que vacacionen en la provincia de Buenos Aires con descuentos del 30% en pasajes, hoteles y restaurantes.
A diferencia de otros veranos, una mayor vigilancia de la AFIP contribuye a que los alojamientos de la costa no apliquen diferencias en el precio por pago en efectivo, que son ilegales.
Juan Ignacio Politi, CEO de Almarena, un hotel boutique de Costa del Este, cuenta que tratan de evitar el pago con billetes físicos. “Tenemos un solo precio de contado para pagos en efectivo, transferencias, tarjetas de débito y de crédito. Hace dos años, la mayoría de los huéspedes pedía descuento con el dinero físico en la mano. Lo cierto es que esa demanda bajó porque los hoteles como este no pueden cobrar una estadía sin emitir factura”, explica.
Financiaciones sin costo
En el rubro textil, la financiación sin costo con tarjetas de crédito sigue vigente a pesar de que el BCRA homologa tasas de interés superlativas. Marcelo Cantón, CEO de Mishka, fue uno de los primeros en cerrar acuerdos con las emisoras de tarjetas de crédito American Express y Visa Argentina (Prisma). “El objetivo fue siempre no discriminar a los clientes por ser usuario de uno u otro banco. Nunca me pareció buena idea tener que usar un “vademécum” para saber cuándo, con qué y dónde comprar para conseguir un beneficio”, explica. Mishka registra al año un 80% de pagos con tarjetas de sus ventas totales.
Según cuenta Martín Miani, gerente administrativo de La Noria Revestimientos, sus clientes pagan cada vez menos con efectivo y más con transferencias digitales entre cuentas virtuales o interbancarias. “El rubro de la construcción cambió mucho, sobre todo por un tema de idiosincrasia. Desde 2008, operamos con la plataforma de ML. Ofrecemos a los clientes el abanico de medios de pago de esa plataforma, que no tienen costo”, explica Miani y agrega que analiza sumar el servicio de cobro con QR.
Para jubilados, pensionados y beneficiarios de la Asignación Universal (AUH) también hay: si decidieran pagar sus compras con las tarjetas de débito que les asignan sus bancos, recibirán una bonificación de hasta 15% por devolución de IVA, principalmente en alimentos, de forma inmediata.